“Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará”
Isaías 43:21
Dios es el Creador, y como tal se presenta en las Escrituras, como el artífice y sustentador de todo lo creado. Aparece Dios en la Biblia como el creador de las cosas visibles e invisibles, pero también como el creador de grandes propósitos que han impulsado las voluntades de los hombres. A Faraón le dice:
“...por esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra”
(Rom. 9:17)
El proverbista escribió:
“Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo, y aún al impío para el día malo”
(Prov.16:4)
Como Creador tiene Dios toda potestad y derecho sobre sus criaturas, es así como de un hombre pagano y ajeno al pueblo de Israel dice:
“Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él...para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán...por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre...aunque no me conociste..Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste, para que se sepa desde el nacimiento de sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto.”
(Is.45:1-7)
Dios es Creador y ha hecho todas las cosas para él mismo. Aunque todos nos debemos a él como Creador, sin embargo, pareciera como que los hombres le hacen un favor a Dios al tributar obediencia y sumisión a su voluntad. Y ha llegado a ser tan ajeno el pensamiento de que debemos reconocer la autoridad de Dios sobre nuestras vidas, que en cierta forma, la sociedad toda se encuentra enajenada, esclava de un extravío del cual solo puede salir por medio por medio de la intervención misma de Dios. Es así como Dios tomó una nación en el pasado para hacer de ella una especie de modelo para mostrar y manifestar en el mundo sus propósitos. La nación de Israel era ese modelo o proyecto divino. Quizá la característica más sobresaliente de la nación de Israel sea el que ella es, en el verdadero y literal sentido de la palabra, una nación especial ante Dios. Dios ha ocupado un lugar determinante en relación con Israel desde sus orígenes y durante todo su devenir histórico.
La universal ley de justicia, el decálogo de Moisés, lo recibió Israel de parte de Dios antes de ofrecerlo al mundo. Pero más importante aún, el Salvador de todos los hombres, el único mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo, provino de Israel en cumplimiento a las promesas que Dios de antemano había dado a esta nación. Pero Dios además de escoger a Israel para sus divinos propósitos, dio lugar en sus propósitos al mundo entero al reunir en un diferente cuerpo una multitud “de todo linaje y lengua y pueblo y nación” (Ap.5:9), la Iglesia de Jesucristo, de quien dijo el apóstol Pablo:
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”
(Efesios.2:10)
La Iglesia es la luz del mundo desde hace casi 2000 años. La Iglesia desde su origen y a lo largo de toda su historia tiene el sello de Dios sobre toda su labor y razón de ser. Por eso es que la Iglesia de Cristo nunca podrá ser semejante a ninguna otra institución sobre la faz de la tierra. La Iglesia trasciende en su universalidad a todas las instituciones que ha visto la sociedad humana, integrada por los hombres y mujeres de todas las latitudes y condiciones del planeta entero; la Iglesia está en cuanto a su vocación y propósito infinitamente muy por arriba de cualquier razón o motivo que haya concebido la mente humana; la vocación de la Iglesia es Divina, y su propósito eterno y santo. Los recursos de la Iglesia son insospechados, nada menos que la supereminente grandeza del poder de Dios.
Dios dijo de Israel:
“Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará”
Isaías 43:21
Encuentro que estas palabras describen perfectamente la vocación y propósito de la Iglesia también. Un texto muy sencillo aunque creo que es maravilloso. Corto y fácil de pronunciar, pero profundo y con suficiente poder como para cambiar el curso de nuestras vidas.
“Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará”. Dios dijo “Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará”.
Creo que el Espíritu Santo trajo este texto a mi pensamiento para que lo compartiese en esta tarde. Y al comenzar considerar este verso de la Escritura me encontré con dos pequeños detalles en el mismo.
En la primera frase cuando Dios dice “Este pueblo he creado para mí...” La palabra “creado” dice mucho más que hacer o simplemente crear. Allí se utilizó una palabra que no se usó frecuentemente en otros casos similares. La palabra que se tradujo allí encierra la idea de “embutir en un molde”, “moldear en una forma”. Es como si la Escritura nos quisiera comunicar que Dios determinó las características específicas y particulares para su pueblo según el molde o modelo que él mismo estableció. Y esas características responden al deseo de Dios mismo. Dios se hizo de un pueblo pero uno al cual recreó y moldeó de acuerdo a sus propósitos. A Abram lo sacó de su vida idólatra y lo transformó en el mayor ejemplo de fe en la historia humana. Lo embutió en su molde. A Saulo un hombre lleno de celo y pasión por la justicia pero ignorante de los propósitos divinos, lo trató y lo creó de nuevo según el molde de Cristo para hacer de él un nuevo hombre. El principio está en el hecho de que aquellos que han de ser exhibidos como propiedad de Dios deben ser comprimidos en el molde de Dios primero.
Otra idea latente en esta misma frase: “Este pueblo he creado para mí”, es la del trabajo de un alfarero, especialmente en la forma como este trabaja la arcilla y la moldea según sus propósitos y voluntad. Quizá la imagen mas gráfica que presenta la Escritura de este proceder divino es la que se nos describe en Jeremías 18:1-6.
El pueblo de Dios no es libre para actuar según se le antoje, pertenece a Dios y por tanto debe permitir que Dios lo moldee e imprima sobre sí sus características distintivas. ¿Por qué Israel debía ser una nación diferente a todas las demás naciones de la tierra? Porque había sido escogida para tener una relación especial con Dios.
¿Por qué los creyentes que hoy conforman la Iglesia de Jesucristo deben vivir de forma totalmente diferente al resto de las personas?
Por la misma razón, hemos sido vertidos en el molde de Jesucristo para que vivamos de acuerdo a los planes y propósitos de Dios. Y debemos permitir constantemente que Dios imprima en nuestras vidas la huella de su mano; que Dios nos de a cada uno de nosotros la forma conveniente en razón de nuestro llamado y propósito; solo así podremos glorificar adecuadamente su nombre.
Cuando usted como cristiano se sienta tentado a actuar y vivir sin tener presente los propósitos de Dios para su vida, recuerde, Dios dijo: “Este pueblo he creado para mí”, nuestras vidas como creyentes deben estar en todo tiempo y momento en el resguardo de los moldes de Dios. Esos moldes, lejos de significar opresión o limitación esclavizante, proveen protección, dirección y estabilidad a nuestro caminar como creyentes. Los creyentes que se salen del molde de Dios, que no se sujetan a la mano del alfarero, llevan vidas con muchas cosas que lamentar.
¿Estamos permitiendo que Dios nos moldee para él? ¿Estamos siendo consecuentes con el trato de Dios respondiendo adecuadamente a las presiones que él hace sobre las diversas áreas de nuestra vida? ¿Permitiremos que el Señor nos cuente entre aquellos que él ha “creado” para sí?
Quiera el Señor Dios todo poderoso que así sea para cada uno de nosotros, y que tengamos el privilegio de ser contados entre el grupo selecto de aquellos que han sido embutidos en el molde de Dios.
La segunda consideración sobre este versículo está en su frase siguiente:
“Este pueblo... mis alabanzas publicará”
En esta frase me encontré con un detalle que creo es significativo para nuestro vivir como creyentes. Dios no solo dice que encajó en un molde al pueblo que ha de ser suyo para que tuviese unas características específicas y determinadas, sino que, además, dice que ese pueblo ha de publicar sus alabanzas.
Es un hecho conocido que Dios llama a los suyos a proclamar y anunciar sus hechos poderosos, a declarar las cosas que Dios hace a favor de los suyos. Los creyentes deberían ser conocidos por ser el grupo de personas que ante todo reconoce y tributa alabanzas a Dios en cada uno de sus logros y regocijos, y aún en los momentos de pesar y aflicción.
Pero, ¿quiere saber algo más?, la palabra “publicará” en esta frase de la Escritura connota la idea afrontar y oponerse firmemente a algo. Creo que la idea encerrada en este verso es que, como pueblo de Dios, estamos llamados a dar gloria a Dios aún cuando ello sea contrario a las costumbres de aquellos entre quienes vivimos. Y, aún más, eso debemos hacerlo con firmeza, desafiando y confrontando la supuesta normalidad de aquellos que nos rodean.
“Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará”
- Es un asunto de identidad, somos el pueblo de Dios, eso debe ser conocido de todos. - Es un asunto de libertad, debemos experimentar la suficiente libertad de conciencia como para publicar la alabanza de nuestro Dios.
- Es un asunto de autoridad espiritual, estamos llamados por Dios a declarar su autoridad en todo lugar por medio de nuestro fiel y firme testimonio ante la sociedad.
- Es un asunto relacionado con el proclamar la verdad, la verdad de que no todos viven de espaldas a Dios y de que no a todos les importa un comino el nombre de Dios, y la verdad de que en verdad Dios es Dios de dioses y no hay otro como él.
- Es un asunto de amor y compasión, sinceramente sabemos en quien hemos creído, por tanto debemos procurar que otros sepan del amor de Dios y por ello debemos publicar sus alabanzas, es decir, sus glorias y virtudes.
El pueblo de Dios debe proclamar su alabanza, dice Dios, y ello comporta un oponerse con firmeza a muchas de las costumbres y actitudes imperantes en nuestra sociedad. En todas las edades Dios se ha hecho de instrumentos que, después de haberlos preparado en su molde, luego los ha sostenido con su poder y Espíritu para que proclamen su mensaje con autoridad y firmeza.
Creo que ahora como nunca antes la iglesia de Jesucristo tiene miedo de testificar ante la sociedad que le rodea. Ya no teme por persecuciones y martirios (salvo en unos pocos lugares del mundo); ya no teme al desprecio y la segregación por causa de su fe; pero teme ser vista como algo muy diferente a los demás, pareciera que la iglesia no quiere ser vista como un grupo diferente, como un pueblo diferente. Pero si es el pueblo de Dios debe ser vista como tal y eso comporta una radical y, a veces, hasta incomoda diferencia para con la sociedad que nos rodea.
Hermano, hermana, que nada te impida declarar con firmeza y libertad tu identidad como creyente y el tributar la gloria debida al nombre del Señor. Iglesia del Señor, Dios dijo:
“Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará”
Que esa palabra sea una fiel expresión de nuestro caminar como creyentes de la mano con nuestro Dios.
En el amor de Jesucristo,
Antonio Vicuña.
Grscias por tan bella explicacion y exortacion a declsrsr con firmeza y libertad nuesrra identidad en Cristo. Yo el Señor me recordo Isa 43:21
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