miércoles, 21 de diciembre de 2011

EL NACIMIENTO DEL REY





A propósito de la navidad…

La proclama resuena cual trompeta en la amplitud de los campos; aún en los altos montes y en los profundos valles el eco de su mensaje se hace presente: ¡Atentos todos que hay buenas noticias, buenas nuevas para todos!:

Dios está con nosotros, está entre nosotros, es decir, 
¡Se hizo como uno igual a nosotros!
¡Dios se hizo hombre y tomó por nombre para sí Emanuel!


¿Emanuel? Sí, significa “Dios con nosotros”. No solo se dice que literalmente Dios se hizo humano, sino que, a partir de entonces, de su encarnación, también es posible que habite en los corazones de los hombres, si estos lo piden con sinceridad y humildad.

Desde ese momento memorable y sin igual, toda nuestra perspectiva cambió; la vida humana en todo el planeta jamás volvió a ser igual. Las noticias comenzaron a recorrer todos los caminos conocidos; se divulgaron en los idiomas corrientes y aún en los menos populares.

Algunos dijeron: “¡que noticia tan extraña es esta!”, pero a otros les pareció una noticia increíble, mejor digo, asombrosa, y quedaron perplejos cuando escucharon que, el Dios eterno, el único y sabio Dios, el creador de todas las cosas; después de haber nacido en aquel establo esa noche y de vivir en aquella región por 33 años y de haber sido el primero en resucitar de entre los muertos; puede ahora venir a morar en cada corazón en que se le invita a entrar y reinar. Y digo “reinar” con toda intención, porque el suyo fue el nacimiento del Rey.




 Las crónicas sagradas cuentan que en el tiempo de su nacimiento una estrella muy particular apareció en la bóveda celeste, con su extraordinario fulgor atrajo desde los confines del Oriente a un grupo  de reyes quienes, tras viajar por espacio de varios meses, llegaron a Jerusalén con intenciones de adorar al Rey; sus palabras fueron:

 “El Rey ha nacido y su estrella hemos visto en el Oriente y hemos venido a adorarle”




De inmediato un grupo de estudiosos indagaron en antiquísimas profecías sobre el nacimiento de tan singular Rey; encontraron que estaba escrito que habría de nacer en la pequeña aldea de Belén, también conocida como “Casa del Pan”.



Los registros sagrados también cuentan que la noche en que el Rey nació, un grupo de pastores que se encontraba en las afueras de Belén fueron sorprendidos repentinamente por la aparición de millares de fulgurantes seres angelicales en la tranquilidad de la noche, mientras cuidaban sus rebaños... 




...los cuales, luego de tranquilizarles (puesto que el temor había inundado sus corazones) y de comunicarles que en la ciudad de David había nacido el Salvador, Cristo el Señor, prorrumpieron en jubilosas y extraordinarias alabanzas a Dios. También dieron una señal a los pastores para encontrar al recién nacido Rey: le hallarían envuelto en pañales y recostado en un pesebre. 




Los pastores fueron rápidamente a confirmar lo que los ángeles dijeron, y al llegar a Belén encontraron al Rey dispuesto sobre el heno, y, me imagino que entre muchas otras cosas pensaron: “En verdad Dios está con nosotros, nos ha visitado el Altísimo y se halla dispuesto para con nosotros, ¡Oh Maravilla de maravillas, Dios se nos ha regalado a sí mismo en puro y extraordinario amor!”.

Esta, a breves e incompletos trazos, es la historia del comienzo de la navidad. Nunca antes de esa noche hubo navidad en la tierra, y nunca, después de aquella noche, será olvidada la navidad. La celebración de la navidad es el eco que aún perdura en el tiempo acerca del nacimiento del Rey.

¡¡NACIÓ EL REY, CRISTO EL SEÑOR…FELIZ NAVIDAD A TODOS!!

En el amor de Jesucristo, Antonio Vicuña.

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1 comentario:

  1. Si lo deseas puedes leer en la Biblia la historia completa, se encuentra en Mateo 1:18-2:23; y en Lucas 1:5-2:52.

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