jueves, 30 de junio de 2011

LAS DOS PUERTAS


Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hayan
(Mateo 7:13-14)

Hay muchos tipos de puertas: las hay pequeñas y grandes; de madera, metal, plásticas o de cristal; algunas resguardan la entrada a valiosos tesoros mientras que otras actúan solo como elementos de transición entre espacios arquitectónicos; algunas actúan como un obstáculo y mantienen cautivas a las personas, pero otras permanecen continuamente abiertas, apenas demarcando un espacio; algunas abren en ambos sentidos y no poseen ningún tipo de seguro o bloqueo, pero otras abren solo en un sentido y solo si el seguro que la controla está permitiendo el acceso; nada más común a la vida humana como las puertas, quizá por ello en la Escritura abundan descripciones y referencias cargadas de significado sobre las puertas, por ejemplo:

Dios cerró las puertas del arca antes de que se desencadenase el diluvio para proteger a los que estaban dentro y para impedir el acceso de aquellos que rechazaron el mensaje predicado por Noé (Gn.7:15-16).
Las puertas de las ciudades se cerraban en las noches o ante el peligro de invasiones o ataques enemigos (Neh.13:19)
Sansón se echó sobre sus hombros las puertas de la ciudad de Gaza con todo y columnas, incluyendo su cerrojo (Jueces 16:3)
Las puertas también hablan  de autoridad. En la antigüedad cuando los ejércitos vencían a sus oponentes eran común que destruyesen e incendiaran las puertas de las ciudades conquistadas, con ello demostraban que la autoridad de ese lugar había sido vencida. Así cuando Jerusalén fue sitiada y posteriormente capturada, tanto el muro como las puertas que resguardaban la ciudad fueron incendiadas (Neh.1:1-3).
El Señor Jesucristo comparó al pueblo con un rebaño de ovejas que están en un corral donde la puerta actúa como elemento clave para reconocer al verdadero pastor del rebaño (Jn.10).
Nuestro Señor Jesucristo dijo que él es La Puerta (Jn.10:9). Él es la puerta de puertas; la puerta de la vida; la puerta de la esperanza; la puerta de la salvación.
El infierno, el lugar de los muertos, también tiene sus puertas. Han de ser sombrías e impresionantes, pero por firmes y poderosas que se presenten, no pueden sostenerse sobre sus bases cuando la iglesia de Cristo arremete contra ellas en la proclamación y extensión del reino de Dios.
El cielo también tiene puertas. Y la nueva Jerusalén, la ciudad de Dios y sus escogidos, tiene 12 puertas, son en realidad 12 perlas que actúan a manera de puertas, aunque nunca se cierran, siempre están abiertas, pues allá no hay noche, solo día. (Ap.21: 9-27).

El Señor Jesucristo habló sobre dos puertas particulares, de ellas nos ocuparemos en esta oportunidad.
  
 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hayan
(Mateo 7:13-14)

            En estas palabras encontramos:

-          Dos puertas: una estrecha y otra ancha.
-          Dos caminos: uno angosto y otro espacioso.
-          Dos destinos: la perdición y la vida.
-          Dos grupos: los muchos y los pocos.

     1.- Existe una correlación entre las puertas y los caminos. Puerta estrecha/camino  angosto; puerta ancha/camino espacioso. Algunos profesan haber entrado por la puerta estrecha pero viven por el camino ancho, lo cuál es una completa contradicción. La evidencia de haber pasado por la puerta estrecha está en el transitar por el camino angosto.

     2.- Todo camino tiene un final, un punto donde termina el viaje, un destino. Aunque en nuestra experiencia los caminos pueden cruzarse o, incluso,  confluir a un mismo destino, no sucede así en cuanto al destino final de las personas. Los que vivan sus vidas en el camino espacioso jamás llegarán al destino que ofrece el camino angosto. La perdición o la vida, solo esas son las dos opciones posibles; el cielo o el infierno, la vida o la muerte, y ello se decide en la escogencia de la puerta: la estrecha o la ancha.

     3.- La mayoría escoge la puerta ancha y el camino espacioso, sin detenerse a pensar en las consecuencias, prefieren vivir esperando lo mejor pero sin considerar seriamente un cambio de camino, prefieren una puerta ancha y cómoda, a una estrecha e incómoda, pero no saben (o no quieren ver) que al final de esa puerta está la muerte; piensan que el final de ese camino ancho no puede ser ten terrible como lo dicen, sin embargo la Biblia insiste en afirmar:

Hay camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte
(Proverbios 14:12)

Es cierto que el cristianismo genuino es una minoría en el mundo, pero eso no invalida la veracidad de su mensaje sino que, al contrario, la confirma, puesto que el Señor dijo que pocos son los que hayan la puerta que conduce a la vida. Si usted ha entrado por la puerta estrecha siéntase privilegiado, si usted está considerando seriamente en esta etapa de su vida (cualquiera sea) entrar por esta bendita y maravillosa puerta estrecha, que es Cristo, está usted ante la más grande oportunidad de su vida, por lo que le digo: ¡decídase!, será salvo, tendrá paz para con Dios y para consigo mismo; verá al fin por qué este camino es “el Camino”, y jamás volverá a dudar sobre cuál camino tomar.

4.- ¿Por qué el mensaje del evangelio es una puerta estrecha y su camino angosto?
            Vivir en el camino angosto es vivir de acuerdo con la voluntad de Dios tal como se muestra y enseña en las Escrituras. ¿Por qué es el Evangelio un camino angosto?
Porque no hay espacio para las invenciones humanas sino para la revelación divina. Hay un solo evangelio para salvación si lo tomas serás salvo, si lo rechazas te perderás.
Porque no hay otro Nombre debajo del cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos.
Porque solo el que tiene al Hijo tiene la vida, mas el que no le tiene no tiene la vida sino que la ira de Dios está sobre él.
Porque los que andan por las anchas avenidas de la vida jamás entraran al reino de Dios, a menos que se arrepientan de su vivir y comiencen a transitar, por la fe en Jesucristo, en el camino angosto. La Biblia dice claramente:

No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredaran el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios
(1Corintios 6:9-11)

Porque solo Dios debe ocupar el centro del corazón humano. Él, que en la antigüedad dijo:

A Jehová tu Dios temerás, a él solo servirás, a él seguirás, y por su nombre jurarás. El es el objeto de tu alabanza, y él es tu Dios
(Deuteronomio 10:20-21)

Y más tarde, el Señor Jesucristo dijo:

Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24)

5.- ¿Qué ofrece esa puerta estrecha y ese camino angosto?
Quiero responder con las palabras del Señor registradas en el evangelio de Juan (14:9-10) donde al afirmar que él es la puerta, dijo además que el que por él entrase encontraría…

-    Salvación ("El que por mí entrare será salvo")
-          Libertad ("...y entrará y saldrá")
-          Seguridad permanente ("...y hallará pastos")
-          Vida abundante ("...he venido para que tengan vida, y... en abundancia")

            Decía la letra de un viejo himno que probablemente poco se cante hoy día:

Una sola Puerta hay,
Mas sus lados son dos:
Adentro y afuera,
¿En cuál lado estas?

            En el amor de Jesucristo, Antonio Vicuña.


Compartir