domingo, 8 de mayo de 2022

¡GRATITUD!


¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve ¿dónde están?

(Lucas 17:17)

El afortunado ingrato

Un hombre no tenía medios para poder pagar una casa para vivir, ni siquiera para pagar el alquiler por un tiempo.

Por cosas de esas que no tienen explicación ni comparación, recibió la oportunidad de vivir en una casa nueva y equipada con todo lo necesario. Las únicas condiciones que se le exigieron fue que la mantuviera de conformidad a como el dueño y fabricante la construyó y la conservara limpia. Eso se dejó establecido por escrito en una especie de contrato.

El afortunado hombre recibió con gran alegría las llaves de la casa y dio inicio a su nueva vida. Al principio todo iba de maravilla. Se sentía en verdad poseedor de una gran suerte. Pero al cabo de cierto tiempo comenzó a sentirse de una manera diferente. Ya no se veía como el afortunado desposeído que recibió una maravillosa oportunidad, sino que comenzó a sentirse como alguien que estaba siendo utilizado en contra de su voluntad y que estaba siendo forzado a cumplir con obligaciones y compromisos que no habían sido escogidos por él.

Pocos días después dejó de cumplir con lo acordado con el dueño de la propiedad. Dejó de llevar la basura al vertedero, no cortó más la maleza. Comenzó a realizar modificaciones inconsultas a la propiedad, y aunque el dueño trató muchas veces de hablar con él, no le quiso recibir ni dar la cara.

Cuando finalmente el dueño vino con las autoridades y le hicieron desalojar del lugar, el hombre reclamaba que el dueño le debía pagar por todo el tiempo que tuvo que estar viviendo allí cuidándole la casa, y mientras se iba le amenazó con demandarlo por acoso y maltrato psicológico. Eso es lo que muchos hacemos para con Dios en respuesta de la vida que ÉL nos concede…

Los diccionarios define la “gratitud” como un sentimiento que nos lleva a estimar el beneficio o favor que hemos recibido de alguien e intentar corresponderle de alguna manera. Se dice así mismo que por ser un sentimiento, la gratitud no es una obligación, y que además es de carácter eterno y no prescribe o se extingue en el tiempo.

“Mientras los ríos corran al mar y haya estrellas en el cielo, debe durar la memoria del beneficio recibido en la mente del hombre agradecido” 

(Virgilio)

Dios es merecedor de toda nuestra gratitud

La gratitud formó parte de las expresiones de alabanza, reconocimiento y adoración que se tributó a Dios desde tiempos inmemoriales. Más tarde, cuando se comenzó a sistematizar por medio de la ley, la devoción y la expresión de fe del pueblo del Señor, en el antiguo pacto, entre los muchos tipos de sacrificios y ofrendas que se presentaban a Dios, estaba contemplado también el “sacrificio de acción de gracias”:

Y cuando ofreciereis sacrificio de acción de gracias al Señor, lo sacrificareis de manera que sea aceptable

(Levítico 22:19)

            El sacrificio de acción de gracias era un tipo especial de sacrificio que estaba destinado a la proclamación de la bondad de Dios y al estímulo de una actitud de gratitud en el corazón del pueblo para con Dios.

Más adelante se oficializó el que la música y el canto formasen parte de las expresiones de gratitud para con Dios. Especialmente esto quedó establecido en el culto que se ofreció a Dios en tiempos del rey David, quien además de ser un gran hombre de fe, fue músico, compositor, y fabricante de instrumentos musicales.

…cuatro mil para alabar al Señor, dijo David, con los instrumentos que he hecho para tributar alabanzas…Cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias al Señor: y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de música, y alababan al Señor…

(1Crónicas 23:5; 2Crónicas 5:13)

            Cuando se construyó el primer templo, bajo el reinado de Salomón, hijo de David, los levitas mayores de 20 años se encargaron, bajo la dirección de los sacerdotes, de servir en todo aquello que estuviese relacionado con el ministerio dentro del templo de Dios, y entre muchas otras tareas sagradas, estaban encargados de…

…asistir cada mañana todos los días a dar gracias y tributar alabanzas a Jehová, y asimismo por la tarde…

(1Crónicas 23:30)

            Más adelante, durante la reconstrucción de la ciudad en los tiempos de Nehemías, cuando se restauró nuevamente el servicio de adoración a Dios en el templo, las  acciones de gracias a Dios formaron parte importante nuevamente de los actos de adoración y alabanza que a diario ofrecía el pueblo del Señor a su Dios:

Porque desde el tiempo de David y de Asaf, ya de antiguo, había un director de cantores para los cánticos y alabanzas y acción de gracias a Dios

(Nehemías 12:46)

En tiempos posteriores, después de la venida del Señor Jesucristo, en los escritos dirigidos a la iglesia, la comunidad de creyentes que no son te origen judío, ni tienen una herencia cultural religiosa que le sirva de base para su vivir, se nos dice y enseña que debemos dar siempre gracias a nuestro Señor y Dios, y se nos exhorta a que cultivemos la gratitud como actitud ante la vida en general:

Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús

(1Tesalonicenses 5:18)

Y por si alguien pensara que esto de la gratitud es algo que solo sirve y aplica para nuestra vida terrenal por ser nuestra vida tan frágil y vulnerable, tenemos que decir que es sumamente interesante y llamativo que en presencia de Dios, en los cielos mismos, ante su majestuosa y sublime presencia, se realizan tributos continuos de  adoración por medio de acciones de gracias que se elevan y dirigen ante el Todopoderoso y Eterno Dios (ver Apocalipsis 4:8-11):

Y todos los ángeles que estaban en pie alrededor del trono…se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén

(Apocalipsis 7:12)

            Por otra parte, hay estudios que sugieren que la gratitud está relacionada con el bienestar personal. Uno de estos estudios sugiere que las personas que practican la gratitud como hábito en sus vidas se muestran más optimistas y complacidas con sus vidas que quienes no practican la gratitud. Otros estudios parecen indicar que la gratitud está relacionada con la fortaleza emocional y de carácter que nos ayuda a salir adelante en medio de situaciones estresantes.

Aunque en promedio se estima que por lo menos unas veinte veces la palabra “gracias” sale de nuestras bocas. La falta de gratitud es un mal que lamentablemente abunda en medio nuestro. Sea porque tenemos una marcada tendencia hacia el olvido, o sea porque una de las  características de nuestra naturaleza humana, contaminada por el pecado, es el egoísmo, por una o por ambas, lo cierto es que tenemos necesidad de aprender a ser agradecidos, de cuidar de cultivar una permanente actitud de agradecimiento, en primer lugar para con nuestro Señor y Dios, y en general para con todos.

Alguien ha dicho acertadamente que existe una gran diferencia entre dar las gracias y mostrar gratitud o agradecimiento. Lo primero (dar las gracias) es una convención social de cortesía, una respuesta a menuda espontánea casi automática, que por educación y cordialidad hacemos de oficio. Mientras que lo segundo (la gratitud) nos lleva a pensar en tratar de encontrar una manera de compensar o corresponder en algún modo el gesto o favor recibido.

“Cuando bebas agua, recuerda la fuente”  

(Proverbio chino)

Dando gracias al Padre

Se cuenta como algo verdaderamente censurable y repudiable el que los hombres no sean agradecidos para con Dios:

…habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido” (Romanos 1:21)

La ingratitud es un grave defecto que abre las puertas a otros males y pecados en nuestras vidas (Jueces 8:34-35; 9).

Se espera que todos sin excepción agradezcamos a Dios por sus bondades y por todas las cosas que nos permite disfrutar y experimentar en la vida, especialmente debemos agradecerle por la manifestación de su gracia y bondad, y si ya le hemos comenzado a conocer de conformidad con lo que Él dice de sí mismo en su Palabra, debemos agradecerle por su verdad, por su justicia, por su perdón y salvación, y por todo cuanto podamos entender que Él nos ha concedido, prometido y aún por aquellas cosas que no teniendo relación directa con nosotros, sin embargo sabemos que Él hará.

1.- Agradecidos como nuestro Maestro.

El Señor Jesucristo, quien en todo tiene que ser nuestro modelo y ejemplo para nuestro vivir y relación con Dios el Padre, nos dejó varios ejemplos en los que le vemos expresando su gratitud para con el Padre, pero hay tres de ellos que destacan en los relatos de los evangelios:

Uno, cuando tomo los panes y los peces antes de multiplicarlos (Mateo 15:36). Acción de gracias que está centrada en la provisión del pan material y sustento de nuestra vida física. El pan de cada día que se pide (Mateo 6:11) debe ser también agradecido.

Otro, cuando estaba ante la tumba de Lázaro (Juan 11:4). Momento de gratitud que está centrado en la fidelidad de Dios al escuchar la oración. Oración respondida, por sencilla y cotidiana que parezca debe ser agradecida.

Y el que creo que es el último que encontramos registrado, que sucede cuando estaba compartiendo el vino con los discípulos antes de ser crucificado (Mateo 26:27). Oración que pienso refleja el valor de la comunión con los cercanos en los lazos que el amor de Dios hace posibles. Ninguno está completamente solo y todos debemos agradecer por aquellos Dios ha permitido que nos acompañen en la vida. Por la amistad, la hermandad, y la familia también debemos agradecer a Dios nuestro Padre.

2.- Agradecidos como nos lo enseñó el apóstol Pablo.

La gratitud debe caracterizar nuestras vidas como creyentes. Este es el énfasis del apóstol Pablo en varias de sus cartas, por ejemplo: 

…de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en Él…abundando en acciones de gracias…la paz de Dios gobierne en vuestros corazones…y sed agradecidos…todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de Él…Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias

(Colosenses 2:7; 3: 15,17; 4:2)

3.- Agradecidos para servir a Dios. La gratitud es uno de los mejores y más poderosos incentivos para servir a Dios:

Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole en todo con temor y reverencia

(Hebreos 12:28)

Practicando la gratitud en nuestro diario vivir

1.- Dedique unos minutos al finalizar el día para agradecer al Señor por lo vivido y realizado. Agradezca lo importante pero también lo sencillo y cotidiano; esa es la vida.

2.- De vez en cuando envíe un pequeño mensaje a alguien y agradézcale por algo en particular por sencillo que sea.

3.- Escriba una nota de agradecimiento a alguien que haya sido importante en su vida, o en alguna etapa particular de su vida, y hágaselo saber.

4.- Exprese gratitud con un gesto o saludo cuando alguien le manifiesta gentileza en la calle.

5.- Cuando se sienta con la marea baja por problemas de salud, agradezca sin embargo, por las capacidades que aún su cuerpo mantiene.

6.- Si vive en familia, haga un espacio para la gratitud para con Dios, ya sea en los momentos de las comidas, u otros que tengan un especial significado para ustedes.

7.- Piense en formas y maneras particulares y creativas de expresar gratitud y llévelas a realización.  

 

En mayo de 2022

Antonio Vicuña.

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