lunes, 15 de mayo de 2017

SOBRE LA CONFIANZA EN DIOS


Confiad en el Señor perpetuamente porque en el Señor está la fortaleza de los siglos” 
(Isaías 26:4)
  
¡Confiar en Dios! Maravilloso, pero ¿qué significado tiene esa frase para nuestra vida? Pienso que el confiar en la vida cristiana lo podemos relacionar con los siguientes aspectos de nuestro vivir en relación con Dios:

Esperar (Salmo 27:14): “Aguarda al Señor; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; si, pon tu esperanza en el Señor

Descansar (Salmo 37:5): “Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y el actuará

Creer (Salmo 40:17): “Aunque afligido yo y necesitado, el Señor pensará en mí…

Aceptar (Salmo 143:10): “Te haré entender, y te enseñaré…no seas como el caballo…

Obedecer (Salmo 40:8): “Me agrada, Dios mío, hacer tu voluntad”           

¿Por qué no podemos confiar más? ¿Qué tan grande o fuerte es nuestra confianza en Dios? ¿Qué nos impide confiar más profundamente?

   La confianza en Dios es una apropiación personal que el alma de cada creyente debe experimentar. Cada creyente debe forjarla para sí mismo en el crisol de la comunión con Dios y templarla en el fuego de sus propias pruebas. Y en esto del confiar en Dios el Espíritu Santo tiene un papel (como en todas las cosas de la vida cristiana) muy importante que desempeñar. El Espíritu Santo espera o necesita que la verdad de la palabra escrita de Dios nos alumbre para entonces poder obrar en nuestras vidas (Juan 16:3). Aunque se acostumbra decir que “al inocente le ayuda Dios”, la biblia nos enseña que Dios no obra por medio de la ignorancia, sino que, al contrario, él obra por medio del conocimiento de la verdad. La confianza en Dios, aunque es don gratuito, requiere de muchos cuidados y atenciones antes de dar su precioso fruto en el corazón. Veamos algunos factores que inciden sobre nuestro confiar en Dios:

1.- Una relación fresca y dinámica con la palabra de Dios (Salmo 1, 119): Tomar tiempo para leer, meditar, entender, escudriñar detalles, y conocer a Dios por su palabra.

2.- Disponer nuestro corazón y voluntad (2Crónicas 12:14, 19:3; Salmo 57:7, 78:8; Daniel 10:12): la puerta de la confianza se abre solo para aquellos que tienen un corazón dispuesto para con Dios.

3.- Obedecer a la luz que hemos recibido (1Samuel 10:8, 13:8-14, 15:22): La confianza aumenta a medida que obedecemos con fidelidad a la luz recibida.

4.- Mantener una actitud de verdadera humildad (Isaías 57:15, 66:2; Mateo 11:25-30): La falta de humildad nos impide confiar profunda y verdaderamente en Dios.


Antonio Vicuña.          
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