jueves, 9 de junio de 2016

TRES GRANDES PALABRAS DE LA ESCRITURA


La Biblia es la inspirada palabra de Dios (2Tim.3:16) y por tanto todo lo que ella nos dice es importante, no obstante, encontramos en ella algunas palabras particulares que por la grandeza e importancia de la verdad y realidad que representan merecen ser catalogadas como “grandes palabras de la Escritura”, tal es el caso, por ejemplo, de las palabras redención, perdón, justificación, reconciliación, adopción,  salvación, entre muchas otras. Palabras que expresan realidades muy amplias y de vital importancia para los que hemos creído en Dios por la palabra del evangelio, y que son como claves para entender más cabalmente la obra que Dios ha realizado a favor de los hombres. Al tratar de acercarnos a estas “grandes palabras de la Escritura” hemos de afirmar primeramente que, si para las cosas naturales las palabras casi siempre resultan insuficientes para expresar la realidad y naturaleza de aquello a que se refieren, mayor será su insuficiencia para expresar de forma cabal la realidad y sustancia de las realidades espirituales. Las palabras de por sí no significan nada si no están asociadas con imágenes, con una visualización mental o real de lo que ellas describen o refieren. Por otra parte una sola palabra puede comprender y encerrar en sí misma una vasta e intrincada red de conceptos  y realidades. Así pues, al acercarnos a estudiar y reflexionar un poco sobre estas grandes palabras de la Escritura tengamos siempre presente que la realidad es mayor, imponderablemente mayor, de lo que las mismas palabras nos pueden transmitir y sugerir, solo que por razón de nuestra necesidad y por fuerza de nuestra condición, ellas sin embargo son el medio más idóneo para que nos acerquemos a la comprensión de las benditas y grandes realidades que ellas débilmente describen. Dios es más grande que la suma de todas sus palabras, y las realidades que son descritas en su Santa Palabra trascienden la capacidad misma del lenguaje y sus medios de expresión. Consideremos seguidamente algunas grandes palabras de la Escritura, en la esperanza de que la realidad a que ellas hacen referencia pueda afectar para bien la realidad de nuestro diario vivir y caminar de fe.


REDENCIÓN


          Esta gran palabra tiene entre varios significados el de rescate, liberación, distinción, separación, precio pagado.  El Diccionario Bíblico Certeza define redención como “liberación de algún mal mediante el pago de un precio…el pago de un precio para obtener la libertad”.

“Redención” aparece 16 veces en la Biblia (6 en el A.T. y 10 veces en el N.T.). Pero la palabra “Redentor” (Libertador, defensor, rescatador, vengador) aparece 17 veces en la Biblia (todas en el A.T.) y siempre referida al Señor nuestro Dios, lo cual es digno de resaltar pues solo él es el verdadero y gran Redentor. Y “Redimir” aparece unas 83 veces (73 en A.T. y 10 en el N.T.).

¿Quiénes o qué cosas podían necesitaban redención en el Antiguo Testamento? Personas, animales, tierras y propiedades, casas. Las propiedades por razón de un préstamo o una deuda podían quedar en posesión de otra persona, en tales situaciones, bajo determinados parámetros y leyes, podían intervenir algunos parientes para “rescatar” (redimir) la propiedad en cuestión y así esta volviera a manos de su antiguo dueño (ver Levíticos 25:29-31).        
En cuanto a las personas y animales, Dios ordenó que por todo primogénito tanto animal como humano se habría de realizar un pago de redención o rescate, exceptuando algunos animales por los que no se podía hacer rescate sino que debían ser sacrificados al Señor como ofrenda (ver. Números 18:15-17).
En este punto tenemos que recordar que lo que todos estos actos de redención señalaban o anticipaban  era el gran acto de redención que habría de ser realizado por el Señor Jesucristo a favor nuestro  quien nos redimió por su sangre (Efesios 1:7; Col.1:14), para Dios (Apocalipsis 5:9), de la maldición de la ley (Gal.3:13), de toda iniquidad (Tit.2:14), y quien además nos ha dado promesa de redención de nuestros cuerpos (Rom.8:23), y asegura mediante la presencia de su Santo Espíritu en los creyentes que la redención total en ellos será finalmente consumada (Ef.1:13-14).

¿De qué y  quién nos redimió el Señor?
Del poder y dominio del pecado
Del poder y dominio de Satanás
Del poder y dominio de la naturaleza caída y depravada

Dios es nuestro Redentor
                Cada una de las citas en las que Dios mismo se presenta como Redentor merecen ser consideradas: Isaías 41:14; 43:14; 44:6,24; 47:4; 48:17; 49:7, 26; 54:5; 59:20; 60:16; 63:16.

Como Redentor nuestro Señor y Dios puede redimirnos…

De toda angustia (Salmo 25:22)
Del poder del sepulcro (Salmo 49:15)
En paz en medio de las batallas (Salmo 55:18)
Del engaño y de la violencia (Salmo 72:14)
Del poder del enemigo (Salmo 107:2)
De todos nuestros pecados (Salmo 130:8)
De la mano de los malos y de la mano de los fuertes (Jeremías 15:21)

Finalmente, una historia completa de redención en el Antiguo Testamento se encuentra en el libro de Rut. Léase este libro por entero con los aspectos de la redención en mente y tendremos una gran ilustración acerca de esta maravillosa y gran palabra.

RECONCILIACIÓN


Se puede definir esta palabra como la anulación de una enemistad. Denota que las partes reconciliadas eran hostiles entre sí. Destaca el hecho de hacer la paz donde antes había enemistad. Reconciliación es una palabra que en el idioma original griego comprende la idea de poner fin a un fuerte e intenso motivo que impulsa a actuar y vivir en forma contraria o diferente del Otro (nuestro Dios y Señor). Poner fin a aquello que nos impulsa a vivir y actuar de forma contraria y diferente al carácter de Dios.

Es importante tener presente que Dios no se hizo enemigo del hombre, sino que, el hombre se enemistó con Dios a causa del pecado. Los que hoy somos creyentes  éramos antes enemigos de Dios. En tal sentido nos hace bien reflexionar sobre “¿Qué es un enemigo?” ya que se trata de una palabra de grandes implicaciones. Algunos pasajes que hacen referencia a esta condición en la cual nos encontrábamos son: Romanos 5:10; Colosenses 1:21; Santiago 4:4; Juan 3:36.

Para muchas personas a veces es suficiente con disponerse a olvidar el pasado (sus errores, ofensas, faltas y pecados), pero el olvidar, el pasar la página y disponerse a continuar con la vida, no es suficiente para Dios y para las demandas de la justicia. Antes del olvidar y pasar la página se debe proceder con la restitución de lo dañado, con el pago de lo adeudado, con la disculpa por la ofensa proferida, con el enmendar lo que fuere necesario. Lo mismo sucede en el plano de la relación para con Dios y la necesidad de reconciliación; solo que en este caso el pago que hace posible la paz de la reconciliación y cancela la enemistad, fue hecho por el Señor Jesucristo en la cruz del Calvario.

Los pasajes principales en el Nuevo Testamento que hacen mención de esta gran palabra son: Romanos 5:10-11; 2Corintios 5:18-20; Efesios 2:11-22 y Colosenses 1:15-22

Otro aspecto que merece ser destacado es que las Escrituras no hacen mención de que Dios esté necesitado de reconciliación con el hombre, sino que, contrariamente, el énfasis de la Escritura es que el hombre debe reconciliarse con Dios (2 Corintios 5:20) por causa de su hostilidad a causa de su condición de pecado y la enemistad de su carne (Romanos 8:7).

Finalmente, al considerar la gran disposición y actuación de Dios para hacer posible, real y disponible la reconciliación para todo aquel que cree, debemos vivir siempre con esperanza y un profundo sentido de gratitud en nuestros corazones para con él ya que si antes fuimos enemigos, por su gran amor y misericordia ya nunca más lo seremos; si antes la ira de Dios estaba sobre nuestras cabezas ya nunca más será así sino que su amor, bien y misericordia, nos seguirán todos los días de nuestra vida; si antes éramos hostiles e ingratos, ya nunca más, después de haberle conocido, debemos actuar así para con él.

Hemos sido reconciliados con Dios, alguien nos habló de ello; ahora debemos nosotros también, presentar esta palabra de reconciliación a otros, que hoy son enemigos pero que pueden llegar a ser también amigos de Dios.
¡Participemos del ministerio de la reconciliación!


ARREPENTIMIENTO 


          Sin duda es una de las grandes palabras de la Biblia y el significado de la misma atañe a creyentes y no creyentes. Esta palabra denota o describe un cambio que primero ocurre en el interior de la persona y que luego, generalmente, se deja ver en las acciones de la misma. Este cambio ocurre o inicia a nivel de los pensamientos por lo que el arrepentimiento muchas veces se define como un “pensar diferente con respecto a algo” o un “reconsiderar y cambiar de parecer después de… “. 

         Arrepentimiento es una palabra importante. Cuando Juan el bautista y el Señor Jesucristo iniciaron su labor ministerial ambos realizaron un llamado al arrepentimiento a sus oyentes. Las cartas a las siete iglesias en Apocalipsis 2 y 3 hacen un insistente llamado al arrepentimiento. El apóstol Pablo declara en Romanos 2 que la falta de arrepentimiento es causal de juicio sobre la vida de los hombres. Algunos aspectos que conviene destacar y recordar con relación al arrepentimiento son: 

-  Es producido por la benignidad de Dios en el corazón de los hombres
-  Si es genuino debe ser seguido por frutos (acciones) que lo confirmarán
-  Puesto que está relacionado con nuestro pensar, podemos decidir el reconsiderar voluntaria y conscientemente nuestra posición con respecto a todo aquello en que la palabra de Dios nos desafía y confronta demandando un cambio (arrepentimiento) en nuestra manera de vivir.
- El arrepentimiento siempre es posterior a… haber actuado, pensado, decidido, etc. Por lo que no debemos perder la esperanza de que otros que han equivocado el camino puedan luego, por la misericordia y bondad del Señor, manifestar arrepentimiento y cambiar de proceder y pensar.
- El arrepentimiento puede estar acompañado de tristeza, pero no siempre ni en todos los casos y situaciones es así. Recordemos que lo que define el arrepentimiento es el cambio de mentalidad de pensamiento y por consiguiente de conducta y actuación.

En las Escrituras podemos notar que Dios se relaciona con las personas según sea su condición con relación al arrepentimiento, perdonándoles o juzgándoles. Los hombres por su lado se relacionan con Dios arrepintiéndose y sometiéndose a él, o resistiéndole y endureciendo sus corazones. También los hombres debemos relacionarnos unos con otros en los campos del arrepentimiento: si nuestros hermanos fallan y nos ofenden debemos perdonarles y aceptar sus palabras de reconocimiento y  arrepentimiento. Si no dan señales de arrepentimiento debemos ser pacientes y orar al respecto, y recordar que solo por la misericordia de Dios nosotros no estamos en la misma condición y situación de ellos. 

Juez capacitado para sentenciar y castigar solo es Dios, nosotros debemos siempre estar dispuestos a perdonar, aceptar, reconciliar, y restaurar. Arrepentimiento es una gran palabra para con Dios y para con los hombres…

En el amor de nuestro Señor Jesucristo, Antonio Vicuña.

     
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