La humillación del Hijo al participar en el plan de salvación es un hecho conocido de todos, pero la exaltación posterior de la que fue objeto por la mano del Padre no es un tema del que se hable a menudo. Más que una disertación he aquí un humilde tributo al Hijo Eterno, nuestro salvador, quien fue merecidamente exaltado por el Padre, bendito sea su nombre por siempre.
En el amor de Jesucristo, Antonio Vicuña.
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