jueves, 17 de junio de 2010

PENIEL: EL LUGAR INOLVIDABLE


(Una meditación basada en la experiencia del patriarca Jacob según Génesis 32)


     El conocimiento de Dios es la vida eterna (Jn.17:3); es la inteligencia (Pr.9:10b); es la gloria del hombre (Jer.9:23-24); es una de las grandes realidades que esperan al pueblo de Israel en el cumplimiento del nuevo pacto (Jer.31:31-34). La falta de conocimiento de Dios, por otra parte, fue la causa de la ruina espiritual, moral y social de la nación israelita (Os.4:6; Is.5:13), y, en los terribles tiempos finales, el conocimiento de Dios impulsará y motivará a muchos a enfrentar al último dictador mundial (Dn.11:31-32). La palabra profética anuncia que toda la tierra a de ver el conocimiento de Dios (Is.11:9); así mismo, tal conocimiento es lo que Dios demanda del que se acerca a él en primer lugar (Os.6:6).

     Ahora bien, dos cosas que debemos tener en cuenta con relación al conocimiento de Dios son: Primero, en el hecho de conocer a Dios, él siempre toma la iniciativa (Mt.11:27), por lo que el conocimiento verdadero y personal de Dios es el resultado del obrar de Dios en el corazón del hombre (Mt.16:17). Segundo: es necesario distinguir entre dos tipos de conocimiento: uno tiene que ver con aquel conocimiento meramente teórico, que puede ser inclusive, teológica y doctrinalmente correcto, pero que no va más allá del intelecto, por lo que no afecta el carácter ni transforma la vida de la persona. Muchas personas tienen este tipo de conocimiento de Dios mas no tienen vida espiritual; conocen sobre Dios, sobre la muerte de Jesús por los pecados de la humanidad, pero no han conocido verdaderamente a Dios; su conocimiento es teoría, doctrina, pero no es vida en Dios con poder espiritual. Otro tipo de tipo de conocimiento es aquel que se obtiene a través de una relación personal, continua y sostenida, en la que Dios se manifiesta a nuestra vida y, por otro lado, nosotros nos sometemos a él humildemente en fe y amor.

     Hay un lugar donde podemos tener un encuentro con Dios para conocerle de esa forma viva, real, poderosa y transformadora. No es un lugar necesariamente geográfico, aunque de seguro siempre tendrá una asignación local. Se trata, sin embargo, de un lugar espiritual y no físico. Es el lugar del encuentro con Dios. Lugar que ha sido llamado de diversas formas en cada generación de creyentes pero que, en esta oportunidad, nosotros nos referiremos a él con el nombre de Peniel, el lugar inolvidable.

     Peniel es el lugar donde Jacob, el nieto de Abraham, pasó aquella famosa noche. Es el lugar donde Dios cambió su vida. Jacob ya conocía a Dios, digamos que en cierta forma había heredado tal conocimiento de su familia paterna, de su padre Isaac y su abuelo Abraham; pero no sólo se trataba de una fe aprendida por las instrucciones de la infancia, sino que, él mismo había visto ángeles de Dios en varias oportunidades, especialmente en los últimos años veinte años de su vida; había aprendido a adorar a Dios edificando altares para él; pero aquella noche en particular, junto a las aguas del río Jaboc, las Escrituras nos dicen que Jacob oro así:

Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová, que me dijiste: vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien; menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo; pues con mi callado pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos campamentos. Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga acaso y me hiera la madre con los hijos. Y tú has dicho: yo te haré bien, y tu descendencia será como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud. Y durmió aquella noche...
(Génesis 32:9-13ª)

     El motivo de esta oración tan particular obedecía al inevitable encuentro, evitado durante 20 años, con su hermano Esaú, a quien había engañado en su juventud y quien había jurado darle muerte como venganza por ello. Cuando a Jacob se le informa que su hermano viene a él acompañado de 400 hombres armados sintió una gran angustia, por lo que se dispuso a esperar hallar misericordia ante Dios y su hermano Esaú.

     Los versículos siguientes (13-21) nos muestran lo que Jacob hizo antes de dormir: preparó un presente para su hermano: “doscientas cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros, treinta camellas paridas con sus crías, cuarenta vacas y diez novillos, veinte asnas y diez borricos” (Gn32:14-15); planificó y organizó en grupos el presente dispuesto con el fin de por este medio apaciguar la ira de su hermano; dio instrucciones específicas a sus siervos sobre como entregar el presente a Esaú e inclusive qué palabras debían referirles (Vs.16-20); una vez hecho esto y despedidos los grupos para que se adelantasen ante él, se retiro a tratar de conciliar el sueño y descansar un poco (Vs.21). Intranquilo al principio, cansado seguramente por lo propio del viaje, y con la tensión y ansiedad que el encuentro con su hermano le imponía, sin embargo, Jacob fue vencido por el sueño, quizá estimulado por el permanente arrullo de las aguas del río en la tranquilidad de la noche. La noche estaba ya bien adentrada, Jacob por fin dormía, aunque su descanso no se habría de extender a la llegada del próximo día. En esa noche a orillas del río Jacob se despertó repentinamente, todos sus sentidos bien alertas, mas no asustado ni temeroso en modo alguno. Por alguna razón de naturaleza intuitiva y espiritual entendió que tendría un encuentro especial con el Dios de sus padres esa noche; estaba ante el umbral de una experiencia con Dios que, aunque él no lo sabía, cambiaría el resto de su vida y aún el de su descendencia para siempre.

     Siete lecciones relacionadas con el trato de Dios para con los suyos se desprenden del relato de la experiencia de Jacob en los versículos de Génesis.32:22-30, las cuales hacen de Peniel ese lugar especial en el que cada creyente está invitado a tener un encuentro con Dios:

1.- La inminencia de un encuentro con Dios demanda preparación:

Y se levantó aquella noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el vado de Jaboc. Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo lo que tenia
(Vs.22-23)

     Jacob se apresuró a prepararse para el inminente encuentro con Dios. Se había preparado para el reencuentro con su hermano Esaú, sin embargo, no se había percatado, hasta entonces, de la necesidad de prepararse para un encuentro con Dios en la tierra de sus padres, la tierra de la promesa. Que urgencia se apoderó del alma de Jacob, que sin esperar el amanecer, se dispuso a media noche a incomodar a su familia, y todos sus cercanos porque era necesario que todo estuviese preparado para el inminente encuentro con Dios que sabía y presentía que tendría. Y en esta oportunidad deseo que cada uno de nosotros consideremos a Jacob como un tipo del creyente en su peregrinar y caminar de fe. Somos cristianos, estamos caminando en la tierra de la promesa, sabemos en quien hemos creído, pero se requiere que realicemos ciertos arreglos en nuestros asuntos si en verdad queremos y anhelamos experimentar mas plenamente la presencia de nuestro Dios en nuestras vidas. ¿Qué tiene usted pendiente para con Dios? ¿Qué aspectos de su vida requieren ser reorganizados urgentemente ante la inminencia de un encuentro con Dios? ¿Si usted supiera que Dios viene a su encuentro que cosas haría? ¿Si usted supiera que tiene su encuentro definitivo con Dios dentro de un par de años que haría con su vida en ese tiempo?¿No pensamos acaso que en verdad tendremos un encuentro con aquel que nos formó, llamó y redimió? ¿Estamos listos, preparados, y con todas nuestras cuentas al día?

2.- Un encuentro con Dios es una cita de carácter estrictamente personal:

Así se quedó Jacob solo
(Vs.24ª)

     El conocimiento de Dios se produce en ese encuentro a solas. Aunque rodeado de una multitud se encuentre el creyente, este ha de encontrarse con su Dios a solas, y ha de entrar en ese trato santo con la presencia de Dios a solas aún en medio de la congregación. Jacob entendió esto, por lo que del otro lado del río quedaron los amigos, sus familiares y pertenencias. No es posible entrar en la presencia de Dios, es decir, en una relación intima y personal con Dios, mientras nuestros pensamientos están ocupados y saturados por otras personas, nuestra familia, o aún, nuestras ocupaciones y pertenencias materiales. Aquí es donde tropiezan y se estancan muchos creyentes, no terminan de entender que es necesario estar a solas ante la presencia de Dios. Es bueno, provechoso y necesario que usted participe de la comunión y el amor fraternal con los otros creyentes, pero es necesario también que usted esté a solas con Dios y se separe de todo y de todos para ello. Quiero ir un poco más lejos en este asunto, si usted desea que Dios se revele y manifieste a su vida de una forma más gloriosa, usted tiene que estar dispuesto a dejar del otro lado del río a los demás, porque en cierta forma, mientras mas cerca de Dios usted camine, mas solo se encontrará, y aunque le parezca contradictorio, no obstante es la única manera en que usted pueda tener relaciones más fructíferas con las personas. Aférrese a las personas y se perderá la gloria de la presencia de Dios, pero sepárese de ellas para encontrarse con Dios y ganará también en sus relaciones interpersonales.

3.- Debemos entregarnos por completo a vivir nuestra relación con Dios:

...y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba
(vs.24b)

     Aunque no sea posible que la imaginación alcance asir por completo la naturaleza y detalles de la lucha que se libró allí, lo que no se puede obviar es que Jacob se empleó en ello “hasta que rayaba el alba” y con tal tenacidad que más adelante se nos dirá que su adversario no podía con él. No se trataba de una lucha aburrida y blandengue librada a medias; Jacob, por su parte, sin duda alguna estaba luchando con todas sus fuerzas, con todo su corazón, con toda su atención; el varón por su parte no pudo librarse de su acérrimo adversario humano, al menos hasta que la lucha desembocara en lo que estaba previsto por la providente mano divina. Tal Jacob en lucha, así nosotros, los creyentes, estamos retados por Dios mismo a involucrarnos con él empleando en ello todo nuestro ser: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. En este como en ningún otro punto estamos fracasados, sino todos, la mayoría de nosotros. Uno de los más grandes defectos de nuestro servicio, de nuestro testimonio, de nuestro vivir, es que no nos empleamos a fondo en vivir para Dios. Y no se trata de que usted o yo estemos orando y ayunando por horas ininterrumpidas. Se trata de que nos entreguemos y dediquemos con tal pasión, fervor, ahínco, celo y decisión a vivir aferrados a Dios como si fuese lo único que podemos y debemos hacer en nuestra vida. Hace algunos años atrás un hombre dijo “El mundo todavía no ha visto lo que Dios puede hacer por medio de un hombre enteramente consagrado” y un creyente que escuchaba dijo “yo quiero ser ese hombre”. Su nombre era D.L Moddy, quien a pesar de haber quedado huérfano a los 4 años de edad, y haber sido hijo de un alcohólico, y de haber sido un simple ayudante de zapatero en su juventud, llegó a ser el hombre de Dios más influyente en el siglo XIX. Si cada uno de nosotros nos consagramos a Dios con una pasión semejante, con toda seguridad, antes de que despunte el alba veremos la gloria de Dios. ¿Sabe que no es tarde para ello? Aunque usted le cueste creerlo, su vida todavía puede dar un vuelco inusitado y glorioso si se decide a consagrarse por entero a Dios. Yo se que usted es cristiano, nacido de nuevo, que tiene vida eterna; lo que realmente dudo, y perdone que así lo diga, es que usted esté viviendo la clase de vida que potencialmente puede vivir. Yo de mi parte se que no la vivo aún, pero Dios aún no termina conmigo, y se que con usted tampoco, así que todavía podemos aspirar ver su poder y gloria en nuestras vidas. Pero es necesario que nos empleemos en ello con todas nuestras fuerzas hasta que despunte el alba.

4.- Los encuentros con Dios dejan marcas en nuestras vidas:

Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba
(vs.25)

     Cuando se hizo evidente que Jacob estaba decidido, y no se trataba de un simple juego; cuando Dios obtuvo de Jacob la disposición de dejarse tratar por él en su carácter; cuando se hizo notoria que la actitud de Jacob ya no obedecía al deseo de obtener por medio de algún atajo y a la manera fácil, la bendición de Dios; entonces y solo entonces Dios lo “selló”, y lo hizo de tal modo que tocó su cuerpo y alma, fue una impresión de tal naturaleza que habría de ser notoria a todos los conocidos de Jacob. De manera similar, el cristiano en su trato con Dios tiene que participar de la experiencia de Jacob. “Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo...” cuando Dios ve que dejamos de jugar y dejamos el doble animo, y que estamos decididos a pelear la buena batalla, que es en serio que vamos a vivir para él, que es en serio que estamos dispuestos a dejar la vida en ello combatiendo contra el pecado, que estamos decididos a seguir sus pisadas. Entonces estamos listos para la lección siguiente, la del quebrantamiento; nuestro muslo ha de ser descoyuntado; aunque algunos no lo crean, en ocasiones Dios lleva a los suyos hasta el punto donde pierden la firmeza y estabilidad, y lo hace para que nos aferremos con mayor fuerza a él. Los hijos desobedientes tendrán que llevar las consecuencias de sus desatinos y pecados, pero los que siguen obedientemente a su Señor tienen que ser marcados por el dedo de Dios en Peniel durante las noches de sus vidas. Si hemos de ser verdaderamente útiles en sus manos y si a través nuestro otros han de recibir los beneficios de las promesas de Dios, de seguro entonces Él dejará sus marcas en nosotros.

5.- Aún ante Dios el que persevera vence:

Y dijo: déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: no te dejaré sino me bendices
(vs.26)

     Aunque el ángel le pedía que lo dejase, Jacob persistía en la lucha aferrado a este, y ahora además, pidiendo que este le otorgase una bendición. Aunque el ángel para esto había venido, y no por su propia potestad, sin embargo, por la forma como se desarrollaron los acontecimientos, es necesario concluir que parte del propósito de Dios antes de otorgar aquella bendición a Jacob, contemplaba el hecho de que Jacob tenía que perseverar en la lucha. De manera similar el creyente ha de perseverar en Dios, en su trato para con él por medio de la oración, la lectura de Las Escrituras, la obediencia a la Palabra de Dios, siendo fiel en medio de dificultades, en fin, ha de perseverar con todo su ser en la presencia de Dios antes de obtener la confirmación de la palabra y las promesas de Dios en su vida.  Desconocemos el valor de la perseverancia a pesar de que es extraordinariamente valiosa en cualquier área de la vida. No tenemos idea de las cosas que han sido alcanzadas o realizadas porque un hombre estuvo dispuesto a perseverar en la cristalización de un sueño o una meta personal. La victoria de la perseverancia esta presente en el joven enamorado que logra conquistar a la joven de sus sueños y en el hombre de ciencia que logra hacer posible y real lo que solo existía en el mundo de las ideas. Pero en el campo de la fe y la relación con Dios no es diferente, y sin embargo, cuantas oraciones abandonadas, cuantas misiones inconclusas, cuantas bendiciones no alcanzadas, cuantas almas no alcanzadas, todo ello por falta de perseverancia. Perseveremos en la presencia de Dios y venceremos. Perseveremos en la Palabra de Dios y creceremos. Perseveremos en el servicio fiel a Dios y alcanzaremos madurez. Perseveremos en tiempos de dificultad que eso nos dará temple como creyentes. Perseveremos en el creer en las promesas de Dios porque así creceremos en fe. Perseveremos en la obediencia y ganaremos autoridad espiritual. Aunque a veces nos encontremos desorientados, desalentados, confundidos, abatidos y heridos por el pecado, levantemos nuestro rostro en oración a Dios y perseveremos oh cristianos en nuestro caminar de fe que para eso hemos sido llamados.

6.- Es necesario que Dios nos confronte en su presencia:

Y el varón le dijo: ¿cuál es tu nombre?...

     En el progreso de nuestro caminar con Dios, al igual que Jacob, seremos confrontados a menudo con esa pregunta: ¿Quién eres? ¿Cómo te llamas?, lo cual no es algo sin importancia. Ante la demanda del ángel el hombre responde y confiesa su nombre: “...Y él respondió Jacob” (vs.27). Es como si dijese ¡Jacob! Yo soy Jacob, el usurpador; el tramposo; el pícaro, el que se aprovecha de todos!. Esa había su vida desde hacía mas de 20 años, desde los tiempos de su juventud, un vida censurable y objetable en muchos sentidos. ¿No conocía el ángel su nombre? ¿No conoce Dios nuestro nombre, nuestro carácter, nuestra debilidad, nuestras astucias?. Pero Dios desea que nos reconozcamos a nosotros mismos ante él. Lo que nos caracteriza puede que sea una vergüenza ante Dios y los hombres, pero es una bendición que él nos haga la pregunta que nos lleva a confesar y reconocer nuestra condición en su presencia porque, cuando eso sucede se avecina el cambio y la transformación que necesitamos en nuestra vida. Antes de la restauración es necesaria la confrontación. Y antes de la liberación es necesaria la confesión. ¿Cuál es tu nombre? ¿Cuál es tu problema? ¿Cuál es tu debilidad? ¿Cuál es tu pecado? No temamos sincerarnos ante nuestro Dios cuando nos confronte en su presencia.

7.- El trato de Dios produce profundas transformaciones:

Y el varón le dijo: no se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido
(vs.28)

     El nombre que le fue asignado estaba relacionado con la experiencia que Jacob estaba viviendo y, su nuevo nombre, Israel, reflejaba el resultado de ese encuentro que Jacob había sostenido con Dios. Una nueva identidad y cualidad de vida habrían de caracterizar a ese hombre de allí en adelante; un hombre diferente aparecería ante su familia al despuntar el alba; un hombre había muerto en la lucha y un hombre nuevo era quien surgía de aquel encuentro: un hombre humilde, quebrantado y tratado por Dios; aun su forma de caminar es diferente; también su forma de hablar; se parece a Jacob pero ya no es él, es Israel, un hombre diferente. De manera similar, así también Dios cambia nuestra imagen e identidad como resultado de nuestra lucha con él y con nuestros semejantes. Nos cambia en la intimidad de su presencia en ese trato durante las noches de nuestra existencia; nos cambia luego de tocarnos en nuestro muslo, en nuestro punto fuerte, de apoyo y equilibrio; nos cambia en el trato que sostiene con nosotros antes de que se manifieste el alba; somos transformados aunque nuestros amigos y seres queridos no lo sepan sino hasta un tiempo más tarde, cuando entonces nos vean con un actuar y caminar un poco extraño...

     Después de aquel encuentro inolvidable...

Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma
(vs.30)

     Peniel podría traducirse algo así como “el rostro de Dios”, y fue, sin duda alguna, un lugar inolvidable para Jacob. Aquella noche en Peniel por siempre habría de estar en su memoria y recuerdo. Allí comenzó una nueva etapa para él y su familia; allí murió una parte, realmente una gran parte, de sí mismo: el hombre presuntuoso que tomaba las cosas y las manejaba a su manera; el hábil y sagaz oportunista que se las jugaba todas por obtener lo que deseaba; el hombre que mostraba una cara pero que, no obstante, a menudo se guardaba otra. Cómo olvidar aquel formidable y santo encuentro en Peniel que dejó en él un nuevo nombre, una bendición divina, un nuevo carácter, una renovada y poderosa fe en el Dios de sus padres, quien además, por si fuera poco, era ahora en la forma más genuina e imaginable, el Dios suyo también. Peniel fue sin lugar a dudas un lugar inolvidable para ese hombre que un tiempo se llamó Jacob, más quien ahora, producto de la experiencia vivida en aquella noche, sería conocido en las generaciones y edades futuras también como Israel. Termina nuestro pasaje con las siguientes palabras:

Y cuando había pasado Peniel, le salió el Sol; y cojeaba de su cadera
(vs.31)

Nuestra relación con Peniel

     Nosotros los cristianos también tenemos nuestros momentos inolvidables, también tenemos nuestras noches en las manos de Dios y, seguramente, participaremos de forma muy similar de la experiencia de Jacob en Peniel. Una noche nos encontraremos sin haberlo previsto del todo, entrando en esa santa lucha, entonces tendremos que hacer a un lado todo aquello que hasta entonces considerábamos nuestro, y tendremos que acudir a su presencia con las manos y el corazón vacíos para ir al encuentro de Aquél que todo lo llena en todos; cuando ese momento llegue no podremos presentar excusas ni evasivas ante él, tampoco podremos negociar como antes lo hicimos, será inevitable la confrontación; Dios permita que entonces, en esa noche de nuestra vida, confesemos nuestra naturaleza y condición ante él para que así participemos de su bien (He.12:10).

     Hay un Peniel para cada uno de nosotros, un lugar de encuentro y trato con Dios; Peniel es ese encuentro que marca la vida y deja santas consecuencias en nosotros; Peniel es ese encuentro que transforma el carácter y cambia nuestra fama; Peniel es ese lugar bendito donde nos encontramos con Dios cara a cara en fe y adoración para que nuestra vida nunca más sea igual; Peniel es el inicio de algo diferente en nosotros para la gloria de Dios.

     En el amor de Jesucristo, Antonio Vicuña.
     
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21 comentarios:

  1. Excelente comentario hermano Dios le bendiga!!

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  2. excelente articulo, resolvio muchas dudas. Dios le continue bendiciendo

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  3. Buen post reconforta y enruta mi camino

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  4. Me ha encantado el artículo, la forma de descripción, me ha bendecido enormemente

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  5. Exelente hermmano, bendiciones desde mexico, Dios lo siga usando grandemente

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  6. Gracias Dios te bendiga, eres una herramienta en las manos de Dios.

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  7. Gracias Dios te bendiga, eres una herramienta en las manos de Dios.

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  8. María Luján Lucero24 de febrero de 2017, 6:52

    Realmente felicito a quien dejó esta enseñanza tan clara y explícita. Dios m aclaró y enseñó todo lo q necesitaba saber sobre esta palabra. Muy agradecida primeramente a ntro Sr y a quien tuvo la visión revelada x Dos para transmitir esta enseñanza. Muchas gracias y q el Sr continue dandole sabiduría para seguir enseñando su palabra con tanta claridad y revelación. Bendiciones!!!

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    1. "Nuestro Señor", es un título de reconocimiento afiliación; no representa lo mismo cuando se usa "ntro Sr" aún cuando suene igual su lectura, no tiene la misma energía de respeto.

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    2. "Nuestro Señor", es un título de reconocimiento afiliación; no representa lo mismo cuando se usa "ntro Sr" aún cuando suene igual su lectura, no tiene la misma energía de respeto.

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  9. Dios te bendiga y te siga guiando ,en el nombre de Jesús

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  10. wow! verdaderamente hermosa y edificante explicación! la compartiré con quien pueda para que sea de bendición a otros como lo fue para mí...

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  11. Dios lo bendiga grandemente y lo siga usando. Excelente explicación, excelente aplicación, sana doctrina. Gracias a nuestro buen Dios por su palabra y la iluminación que hace por medio de su Espíritu Santo. Me era un poco difícil comprender el texto.

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  12. Señor Vicuña, aprecio su artículo de atinada explicación. A muchos nos ilustra. Mi agradecimiento.
    Ulises Franco.

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  13. Señor Vicuña, aprecio su artículo de atinada explicación. A muchos nos ilustra. Mi agradecimiento.
    Ulises Franco.

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  14. Excelente!! Hace poco pase mi Peniel ,es así como lo explicas ,no volví a ser la misma ,pero valió la pena ,quedó una marca en mi,para recordar que no debo volver a la vieja mujer ,solo es cuestión de entregar ,confesar ,y obedecer en lo que Dios nos pide,El nos ama !!

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  15. Gracias por su explicacion. Realmente a sido de gran ayuda para poder entender y conocer la boluntad de Dios. Bendiciones

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  16. Exquisito alimento espiritual hambre de ella tengo mi Dios..abrazame hoy y dame tú calor al transformar mi vida y ser de testimonio al vivirlo..

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  17. Bendiciones que gran mensaje es como una respuesta a nuestras vidas Dios le guie siempre

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  18. Habitar en peniel. Gracias a Dios y hermosa reflexión

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