miércoles, 28 de junio de 2017

ATRIBUTOS DE DIOS: IRA


"El trueno declara su indignación, y la tempestad proclama su ira contra la iniquidad"
(Job 36:33) 

“La ira de Dios es su eterno aborrecimiento de toda injusticia. Es el desagrado en indignación de la rectitud divina ante el mal. Es la santidad de Dios en acción contra el pecado” 
(A. W. Pink)

   Las Escrituras no hacen el más leve intento de ocultar la realidad de la ira de Dios como uno de sus atributos presentes en su carácter. Bastaría para probar este aspecto considerar, entre otros pasajes bíblicos, 2Reyes 17:6-23 Ezequiel 7:1-14, 21:1-17, para convencernos del claro anuncio de la Escritura de este olvidado atributo de Dios (le invito a dar lectura a estos pasajes antes de continuar con esta publicación). Por otro lado, tenemos que asumir por entero que este aspecto es tan digno, noble y santo como todos los demás, por lo que Dios no se avergüenza en modo alguno de proclamar su ira como algo digno de admiración, temor y consideración. Él Proclama:

Ved ahora que Yo, Yo soy, y no hay dioses conmigo; Yo hago morir, y Yo hago vivir; Yo hiero, y Yo sano; y no hay quien pueda librar de mi mano. Porque Yo alzaré a los cielos mi mano, y diré: Vivo Yo para siempre, si afilare mi reluciente espada, y echare mano del juicio, Yo tomaré venganza de mis enemigos, y daré la retribución a los que me aborrecen” 
(Deuteronomio 32:39-41)

   El salmista anuncia con su canto inspirado:

Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los días. Si no se arrepiente, él afilará su espada; armado tiene ya su arco, y lo ha preparado. Así mismo ha preparado armas de muerte, y ha labrado saetas ardientes…Alabaré al Señor conforme a su justicia, y cantaré al nombre del Señor Altísimo” 
(Salmo 7:11-13, 17)

   Y en siglo primero de nuestra era, el apóstol Pablo, el teólogo más prominente del Nuevo Testamento, proclama:

…la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda injusticia e impiedad de los hombres que detienen con injusticia la verdad… ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción?…” 
(Romanos 1:18, 9:22)

   La ira es un aspecto del ser de Dios tan importante y relevante como su santidad y su divina determinación. No es casual el hecho de que se haga mención de la ira de Dios juntamente con una palabra de juramento divino por causa de que su santidad ha sido despreciada. En la Escritura no abundan las ocasiones en donde vemos a Dios realizando juramentos, realmente son muy contadas las ocasiones en que tal evento tiene lugar. La primera vez que acontece es como manifestación de agrado por la obediencia perfecta de Abraham:

…por mí mismo he jurado, dice el Señor, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré…” 
(Génesis 22:16-17)

   Pero en otras ocasiones donde vemos a Dios jurando el acompañante del juramento es su ira: 

Y oyó el Señor la voz de vuestras palabras, y se enojó, y juró diciendo: No verá hombre alguno de estos, de esta mala generación, la buena tierra que juré que había de dar a vuestros padres…” 
(Deuteronomio 1:34)

Por tanto juré en mi furor que no entrarían en mi reposo” 
(Salmo 95:11)

   Y este aspecto es tan importante que en el Nuevo Testamento el autor de la carta a los Hebreos dedica una amplia atención a este hecho al exhortar a los creyentes a no tomar a la ligera su relación con Dios (Hebreos 3:16-4:11).

   La ira de Dios es un tema siempre presente en los anuncios de los propósitos de Dios y tendrá su clímax en el tiempo de los juicios finales que han de derramarse sobre la tierra y sus habitantes. Como suele suceder con muchos de los aspectos relacionados con la manifestación de Dios y sus propósitos, la ira de Dios se presenta en las Escrituras estando presente a lo largo de la historia humana y envuelta en una dinámica de progreso en el tiempo. Los tiempos finales de la civilización antagonista y rebelde a la autoridad de Dios serán también los tiempos de la más amplia y terrible manifestación de la ira de Dios sobre la tierra. 

En la predicación de Juan el bautista, en el incipiente inicio de la era cristiana, vemos que la ira de Dios está presente en su mensaje:

Al ver que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?” 
(Mateo 3:7)

   Pero también en la predicación de Pablo, en tiempos donde la iglesia y el cristianismo se hallaban establecidos y en plena expansión por el mundo,  se hace mención de la ira de Dios en su predicación:

…cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo  y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera” 
(1Tesalonicenses 1:9-10)

   Y en Apocalipsis, el libro donde vemos confluir y desembocar los propósitos de Dios que han estado en progreso a través de la historia y el santo Libro,  encontramos la más gráfica descripción de lo que la ira de Dios causará en el corazón de los enemigos de Dios:

Miré cuando se abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como una tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra…y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todos los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?” 
(Apocalipsis 6:12-17)

   La ira de Dios manifestará  la venganza anunciada y prometida de parte de Dios para quienes, sin mostrar arrepentimiento alguno, le resisten y adversan. Este es un tema de muy larga data en el texto bíblico: Dios tomará venganza de sus enemigos, justa venganza, santa y noble venganza, y en ese actuar vengativo su ira estará presente matizando su santo y justo proceder. 

…si afilare mi reluciente espada, y echare mano del juicio, Yo tomaré venganza de mis enemigos, y daré la retribución a los que me aborrecen. Embriagaré de sangre mis saetas, y mi espada devorará carne; en la sangre de los muertos y de los cautivos, en las cabezas de larga cabellera del enemigo. Alabad, naciones, a su pueblo, porque el vengará la sangre de sus siervos, y tomará venganza de sus enemigos, y hará expiación por la tierra de su pueblo” 
(Deuteronomio 32:41-43)

   El anuncio entre los profetas de la ira y la venganza de Dios es dramáticamente emotivo a la vez que sobrecogedor en grado sumo:

¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿Éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar. ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas. Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado .Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira. Y con mi ira hollé los pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé en tierra su sangre
(Isaías 63:1-6)

   Su ira es motivo de júbilo y alabanza entre los que le adoran en los cielos y en la tierra:

Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro; porque sus juicios son verdaderos y justos…ha vengado la sangre de sus siervos…” 
(Apocalipsis 19:1-3)

   Finalmente, los que hoy por hoy somos creyentes debemos dar sentidas gracias a Dios de que Él no nos haya puesto para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo (1 Tesalonicenses 5:9); y todos aquellos que aún no se han decidido a dar el lugar de autoridad que corresponde a Dios en sus vidas reconociendo que han estado quebrantando sus principios e ignorando sus propósitos, hoy es un buen tiempo para comenzar el viaje a la casa del Padre, dispón tu corazón y voluntad para reconciliarte con Dios hoy, antes de que termine la bonanza y su ira comience a manifestarse para justa retribución y castigo... 

Antonio Vicuña.
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